jueves, 13 de diciembre de 2012

Nuevo hogar



Anoche, salí sigilosamente, irrumpí por la fuerza en casa de mi vecina, y la violé. Ella no se escandalizó demasiado; ya que lo pienso bien, se comportó como una víctima ejemplar, ni siquiera denunció los hechos. Pero mi conciencia es la que me está matando, no entiendo mi propio comportamiento y creo que me estoy volviendo loco: tan loco como el sonámbulo fumador que a veces pasa por el frente de mi casa, o como el mendigo que pregona que, en este pueblo, la noche hace aflorar los deseos más profundos del subconsciente.

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