Cuando iniciaba noviembre,
Benigno contrató un servicio especial e hizo que un camión remolcara sus
pertenencias al chiquero que había arrendado. Para esa fecha, su casa ya lucía
árbol, pesebre, luces multicolores y otros elementos navideños. Su familia, se
caracterizaba por celebrar la mejor y más festiva navidad en toda la ciudad.
Natilla, buñuelos, novenas, aguinaldos, los “feliz navidad” y los “próspero
año” destacaban en esa vivienda particularmente.
Reapareció sosegadamente a
finales de enero con un camión cargado, similar al contratado dos meses atrás,
ufano de haber burlado todo.
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