jueves, 24 de mayo de 2012

Nueva mente

Me levanto y miro al frente, sobre lienzo yace mi más grande obra, la que me consagró como artista a pesar de ser mi primera incursión. Se me antoja propinarle rojo, cojo mi paleta y pongo manos a la obra. Mezclo magenta, bermellón y escarlata. Uso tonalidades vino tinto para los troncos, granate sobre el follaje y carmesí en la grama alta. En los arroyos, el agua queda turbia pero no me importa, los animales que parecen desangrarse no me son desagradables. En medio día tengo una cuarta parte lista, pintada con maestría... pero deja de gustarme, me aburre en extremo y siento que no me refleja. Salgo al balcón para enfrentar mi derrota contra un cigarrillo. El atardecer da visos naranja que se mezclan al último azul que podría verse en el cielo abriendo mis ojos a nuevos colores. Entro y arranco el papel trasparente que separa mi obra maestra del color que tan arbitrariamente le propiné hoy ¿Cómo pude hacerle eso? Menos mal allí está nuevamente, mi amado cuadro, mi bosque en carboncillo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario