sábado, 21 de abril de 2012

Mal Presagio

El sueño de la abuela era bastante simple y bien conocido por todos: ver a toda la familia reunida. Alegaba que habíamos perdido la unión y ya no le gustaban los matrimonios ni los embarazos, según ella, entre más miembros más división. En persecución de su objetivo la abuela se empeñaba en celebrar por lo alto cada ocasión medio especial. Para cumpleaños, aniversarios, bautizos o fechas parecidas preparaba siempre una fiesta y se encargaba de enviar invitaciones a todos y cada uno de los miembros de la familia, invitación que alguien siempre resultaba ignorando.

Un día recibimos con tristeza la muerte del tío Iván, al funeral no faltó nadie. ¡La abuela estaba más que feliz! vociferaba haber encontrado la fórmula pero ese día nadie le prestaba mucha atención. Comenzó a preparar invitaciones para congregar a la familia a un siguiente evento, pero por alguna razón, a mí no me llegó ninguna.

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